lunes, 22 de marzo de 2010

Shutter Island (2010)



Existe un tipo de persona con una discapacidad muy especial: No saber ver películas. No se trata de que carezcan de buen gusto, cultura cinéfila o entendimiento; estas personas carecen de concentración. Sus ojos miran la pantalla, pero sus cerebros vagan por mundos desconocidos al resto de nosotros. O quizás, simplemente, en lugar de cerebro tienen un mono comiéndose los piojos.

Estoy casi segura que alguna vez habrán conocido a alguien así. Y es así como vivimos Shutter Island, sentados al lado de una de estas personas. Una chica, con una vocecita aguda, que preguntó, comentó, y onomatopeyó durante los interminables 135 minutos de película.

Éste es el top five de Shutter Island:

5. "¡Ay, no! ¡Ay, no!" Cada vez que aparecían los nenes muertos.

4. "Qué asco, qué asco, qué asco..." Y así durante toda la escena de las ratas.

3. "¿Quién es Chuck?" A la hora y media de película.

2. Risas en la escena dramática donde Dicaprio dice "Querida, hoy es sábado".

Y el facepalm de oro es para...

1. "¿Por qué tienen cara de psicópatas? ¡Me da miedo!" en referencia a los judíos en el campo de concentración.

Después de esta tortura, me hubiera gustado sentir que había valido la pena, que Shutter Island es una muy buena película, que la actuación de Dicaprio es genial, que el guión es majestuoso y que la recomiendo fervientemente. Pero no.

Shutter Island no es más que otra de las tantas películas de terror (o suspenso, sería un mejor término) psicológico que intenta ser inteligente, pero termina con la misma vuelta de tuerca que hemos visto tantas veces ya, y que el espectador intuye muchísimo antes del final de la misma. Lo peor no es el darse cuenta de que otra vez hemos caído en el mismo engaño, sino que se nos tome de estúpidos y agreguen media hora de película para mostrarnos cómo fueron realmente las cosas, aunque ya lo hayan explicado dos de los personajes en un par de minutos.

Quizás estoy siendo egoista y lo hicieron con las mejores intenciones, pensando en la gente con monos en la cabeza. Pero les aseguro que la chica que estaba sentada al lado nuestro no entendió el final de todas formas.

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