The Lovely Bones es la historia de Susie Salmon, una chica que a los 14 años es asesinada y desde el, podríamos llamarlo, limbo continúa observando a su familia, amigos y también a su asesino.
Hace unos días que vengo con ganas de escribir esta reseña, por el hecho de que fue una de las películas que hace un tiempo dije que tenía ganas de ver. Sin embargo, me está costando bastante porque no me pareció lo suficientemente buena para recomendarla ni lo suficientemente mala para no hacerlo.
Lo que más me agradó es el mensaje que se nos va transmitiendo a lo largo del metraje. La liberación del alma al olvidar el odio y la venganza, el que la vida después de la peor de las tragedias puede continuar, que a pesar de sonar a libro de autoayuda así como yo lo digo acá, en la película se desarrolla de una forma más bonita.
Los defectos los encuentro en la realización. Por momentos la sentí desordenada, sin tener muy en claro qué es lo que seguía a continuación o qué dirección seguir. Quizás fue una cuestión de edición, quizás fue hecho a propósito, ya que la muerte no tiene por qué ser ordenada, ¿no? Pero la sensación de desorientación la tuve igual. Por otro lado, esperaba un poco más a nivel visual del cielo de Peter Jackson. Algo diferente, un poco más retorcido, sucio quizás y no con tanto CGI. Algunas escenas parecían de una producción de Hallmark Channel, típicas, excedidas en los colores y demasiado azucaradas.
Como crítica extra, parece que Peter Jackson se acostumbró a hacer películas largas con The Lord of the Rings y King Kong, y ésta no es la excepción.
Hay un par de escenas que me encantaron, las dos muy cerca del final. Para no spoilear las digo lo más en clave posible. La primera, el encuentro con Ray y la segunda, la aceptación de Rachel Weisz.
The Lovely Bones es una película linda, pero no memorable. Igual a Mark Wahlberg (aka Marky Mark) le hacemos el aguante.
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